Cada vez que haces una transferencia, no estás solo mandando dinero.
Estás entrando a una súper conversación grupal donde participan bancos, fintechs, sistemas de autenticación, y por supuesto… Banxico, que es el admin del grupo.
Y como todo buen grupo de WhatsApp, hay reglas:
nadie puede mandar stickers fuera de horario, los mensajes tienen que llegar en segundos y si uno se retrasa, todos se enteran.
Eso, en el mundo real, se llama SPEI (Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios).
El SPEI es básicamente un traductor entre bancos.
Cada vez que haces una transferencia, tu banco le manda un mensaje a Banxico, Banxico lo verifica, y se lo reenvía al otro banco. Todo eso pasa en menos de 3 segundos.
Pero aquí viene lo divertido:
para que todo eso funcione, la infraestructura detrás tiene que ser un reloj suizo — sin caídas, sin latencia, sin drama.
Y ahí entra la ingeniería del confort: servidores que no duermen, monitoreos que no parpadean y equipos que viven pegados a las alertas.
A veces, uno de los bancos tiene lag.
A veces, un mensaje no llega porque hay saturación.
Y otras veces, simplemente Banxico aplica el famoso “este grupo está silenciado temporalmente por mantenimiento”.
Pero no pasa nada: el sistema tiene protocolos, redundancia y respaldo.
Todo está diseñado para que la conversación se reanude sin perder mensajes (ni dinero).
SPEI es el ejemplo perfecto de cómo la infraestructura invisible sostiene la confianza.
Porque nadie se emociona al hacer una transferencia… hasta que no llega.
Y ahí, de golpe, te das cuenta de que el confort tecnológico también se siente en el silencio: cuando todo funciona tan bien, que parece magia.
Así que la próxima vez que veas “Transferencia exitosa”, piensa:
acabas de ser parte de una conversación nacional que ocurre en segundos, sin gritos, sin caos…
solo porque miles de ingenieros mantienen ese grupo en orden.
Y eso, amigos, también es #ComfortInTech.